domingo, 8 de marzo de 2015

Tusk (2014)



Actualmente, el cine parece ser algo muy parejo o poco exigente, donde uno ve una película donde sabe lo que le va a generar. La comedia da gracia, el drama es triste, el terror asusta, y el pop dulce engorda. Más allá de las combinaciones que ya tenemos presentes, como las comedias dramáticas por ejemplo, uno ya sabe lo que espera cuando va a ver una película. Raro es el caso de Tusk, la última película del bipolarmente talentoso Kevin Smith, donde nos hace viajar por una montaña rusa de sensaciones esquizofrénicas, ridículas y confusas.
Delatar la trama de la película no me parece necesario, mejor sería cazar esta película sin información previa, un viernes a las tres de la mañana, haciendo zapping por Space. Creer que estoy viendo una sonsa película de terror como tantas otras, con un Justin Long de dudosas capacidades actorales, y el guachito de Sexto Sentido gordo y con barba. Pero mientras avanzan los minutos, la película logra la atmosfera que busca, tención, misterio, y rozar el mismísimo miedo. Todo gracias a la actuación de Michael Parks como el viejo marinero excéntrico y en silla de ruedas, sumado el detallado trabajo de Smith en el arte, la edición y el valor de las tomas. Allí nos encontramos, viendo una película de terror con un argumento poco exigente pero con una atmosfera casi perfecta, nada fuera de lo común dentro de un cine de género con cierta calidad. Pero esto, como todo viaje, no se queda quieto, y lentamente vamos entendiendo que algo no anda bien. Pasando la mitad de la película, lo que parecía dramático y tenso, empieza a coquetear con lo ridículo muy disimuladamente, hasta confundirnos.
¿Qué estoy viendo?  “¿Es el hombre, ciertamente, una morsa en su corazón?” ¿Cómo alguien espera que nos tomemos en serio esa frase?
Lentamente, el plan del marinero se va delatando, como el propósito de la película. Ya no tenemos una película de terror más, sino algo que se cruza entre el dramatismo y la bizarreada, una idea salvajemente ridícula tomada completamente en serio. Desde la aparición de la creatura en adelante, el carrito de la montaña rusa va recorriendo la sima de lo absurdo, hasta llegar a los créditos, y allí, dejarnos caer por la bajada.
El final. La música, la bestia llorando, el pescado a medio comer, la toma a la piscina y entran los créditos. ¿Qué carajo acabo de ver? ¿Acaso fue una película de terror malísima, donde nadie entendía nada sobre nada? ¿Cómo alguien pudo hacer una película tan seria y comprometida con el concepto más estúpido del mundo? Sé que es difícil de digerir, pero esta película parece haber sido una broma. Así de estúpido suena, así de estúpido es. Al avanzar los créditos, logramos escuchar la voz de Kevin Smith y Scott Mosier en su propio podcast, matándose de la risa con la simple idea de que existiera esta película. Una película completamente absurda, filmada desde un punto de vista tan comprometido que te deje en duda que tipo de película acabas de ver. 
Un nuevo tipo de película independiente y personal, algo que parece encontrar sentido quien la hizo y quien entendió el chiste de tres millones de dólares que nos acaba de contar Smith. Totalmente fresca, y experimental dentro del género y los clichés, Tusk me parece una obra única, agradable y odiable, bipolar y confusa. Algo raro y nuevo dentro del terreno del cine de género, y un poco más exigente de lo que parece a simple vista.

Justin Long como el "podacaster" Wallace Bryton

 -Demian


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