Es difícil que una película de terror
logre dar MIEDO de verdad. Cuando uno va creciendo, y más si se le agarra el
gustito acido por las películas de terror clase B o gore, el elemento principal
de ese género se va perdiendo, se diluye en la razón que vamos creando, y
dejamos de lado el miedo a los fantasmas o a los monstruos, por miedos de la
vida real. Y aunque sé que hay gente más impresionable que otras, es complicado
ver una película que provoque un miedo real y palpable, lejos de porquerías
hechas con CGI o terror psicológico fácil y aburrido. Y hace un tiempo atrás,
junto con mi fascinación con las creepypastas y los finiharios (género de
videos experimentales donde predominan las imágenes perturbadoras y cosas
disonantes que te dejan incómodo y sin saber cómo reaccionar) encontré un
tráiler de una película con un nombre largo, extraño y hasta misterioso: The Poughkeepsie Tapes. Un found footage film (como The Blair Witch Project) que mostraban
imágenes extrañas, sin ningún tipo de explicación: gente asustada usando
máscaras andróginas que te miran fijo, seres que no podes saber si son humanos
o no, largas tomas a la nada que te dejaban expectante de la deformidad que está
por suceder. Todo bastante lindo y, obviamente, la calidad de VHS de los 80/90
llaman bastante la atención.
Pasaron muchos meses hasta que volví
a toparme con esa película, pero nunca había abandonado la idea de su
existencia. Su estilo se había quedado grabado en mi retina y mis traumas infantiles
me aseguraban que si la miraba, no iba a poder dormir. Pero decidí hacer de
tripas corazón y la vi.
¿Y que fue lo que vi?
Bueno, para empezar, las partes
buenas, las partes en las que decís “¿qué carajos es esto? ¿A quién se le
ocurrió? “son muy pocas, y el 90% ya lo había visto en el tráiler. El resto de
la película es como si fuera un documental de Discovery sobre un asesino
serial. ¿Interesante? No mucho. Algunas ideas, como ya dije, son interesantes,
los escenarios en que transcurren los asesinatos son creativos, pero el resto
es bastante plano y aburrido.
Me decepciono, ya que yo esperaba
algo más experimental, una experiencia más visual, como una especie de reto al
miedo y, sobre todo, me quede con las ganas de ver más cosas “WTF”, más enfermedad
mental, más morbo, más tortura psicológica. Sin embargo, terminamos con un
programa de cable que podemos ver un martes a las 3 de la tarde. Y para colmo,
todo ese “estilo found footage VHS de
los 80/90” que nombre más arriba, está todo hecho con trucos de computadora, ya
que las grabaciones son 100% digitales, así que también muere el amor por lo
casero, por lo analógico.
Si quieren ver las cosas buenas que
tiene la película (que si tiene algunas), búsquenlas en YouTube, va a ser más
divertido y no van a matar la ilusión de los segmentos creepypasteros que tiene
The Poughkeepsie Tapes.
-Uni.