Pasado
y presente de un monstruo atómico.
Un poco de historia japonesa.
¿Cómo
no amar a Godzilla? Es un lagarto gigante, mitad ballena, mitad gorila, que
salva y/o destruye Tokio cada vez que tiene la oportunidad, y por sobre todas las
cosas, es el exponente más fuerte de la cultura pop japonesa del último siglo.
Desde su nacimiento en 1954, "Gojira" ya tiene cosechadas 30 películas
como inconfundible protagonista, pasando por distintas crisis personales y
nacionales del Japón. Pues, el monstruo surge como una idea de su creador, Ishiro Honda, para
representar el miedo que había sentido Japón frente al desastre atómico,
generado por el bombardeo que sufrió el país en 1945. También, en algunas de
sus películas, se habla de la teoría de que Godzilla es la fusión de las almas
en pena, víctimas de la Segunda Guerra Mundial.
Raro,
pero con un punto de vista social, hacia a su primer película un producto más
que interesante. Lograba entrometerlo a uno en el Mundo Gojira, y hasta emocionarlo en el proceso. Algo parecido con
lo que pasaba en Night of the Living Dead de George Romero, donde los mostros
no representan solo las criaturas que son, sino problemas mas allá de los
obvios. Con el paso del tiempo, esta idea se fue alejando y Godzilla se volvió
un defensor de la patria, frente a otras criaturas que aparecían para destruir Japón.
Así fue como la gran criatura se fue convirtiendo en una personaje
caricaturesco, símbolo del cine Z, y muy poco tomado en serio, por cualquiera
que no fuese fanático del genero.
Los
bichacos
¿Puede
una película de monstruos gigantes que atacan la ciudad, ser buena? Si, por
supuesto que sí. La Godzilla japonesa de 1954 lo logra. Más allá de que en el
2014 se pueda ver ridícula, esta película marcaba en los miedos y la idiosincrasia
de la sociedad japonesa. No solo funcionaba como una película de terror, sino
como una película de fantasía, donde la potencial amenaza se convierte en anti-héroe,
producto de los errores del ser humano. Miedo al desastre nuclear en el país más
nuclear de todos. No es casualidad.
Anterior
y del otro lado del mundo, tenemos a King Kong de 1933, emocionante película de
aventura, donde el monstruo se vuelve victima de la codicia del hombre, hasta
llevarlo a su trágico final. King Kong logra entretener como película de
aventura épica, y como curiosa historia de amor entre un gorila y una estrella
de cine. Una vuelta original y convincente para la idea de la bella y la
bestia, en un mundo donde los dos son explotados por el negocio del espectáculo.
Sin
irnos tan lejos, la hollywoodense producción de J. J. Abrams, Cloverfield
(2008), logra mantenernos tensos y altamente entretenidos la hora y media que
dura la película. El recurso de falso documental y cámara en mano, se ven bien aprovechados,
logrando contar una historia desde otro punto de vista. La videocinta en que
trascurre la película, deja al público con una mirada aislada del asunto. No
permite que sepamos con precisión como se ve el monstruo, ni como llego a New
York, o que plan se está concretando para destruirlo. Nos deja como absolutos
protagonistas a los dueños de la filmadora, unos veinteañeros despreocupados,
que nunca pensaron que iban a pasar por esto.
En
el 2006, se estrenaba la película más taquillera de la historia de Corea del
Sur, Gwoemul. Este film tuvo tal éxito comercial, y fue tan bien recibida por
publico y critica, que hasta fue
estrenada en algunos cines comerciales de Montevideo. Una historia de
supervivencia, tan divertida como comprometida, que logra encadenar perfectamente
comedia, drama y aventura. Algo así como una Shaun of the Dead sobre bichacos.
Un quiebre en el cine surcoreano, y un hito en las monsters movies, defendiendo así, el titulo de Asia como mejor
exponente del genero.
Amor
por lo artesanal
Ya
a esta altura, todos sabemos que la calificación de una obra no depende de la línea
argumental, ni de la calidad de imagen, ni siquiera de la dedicación al ser
creada. Ya superamos esos prejuicios hace rato, admitiendo el valor de un film
desde otros puntos de vista. Existen películas de bajo presupuesto, pero con
prometedores directores, donde el talento no se ve en los puntos ya nombrados,
sino en la pasión de los realizadores por el cine mismo. Ese te es el caso de
San Raimi con Evil Dead, o de Peter Jackson con Bad Teaste, que con amigos y el
mínimo presupuesto, filmaron obras originales, y ya clásicas del cine de género.
Por
otro lado, tenemos a las películas que son simplemente malas, que no hay nada
en ellas que nos indique talento u originalidad de parte de los directores.
Pero por suerte, algunas de estas películas no son impresindibles, como lo son
muchas superproducciones de Hollywood. Sino que logran crear un culto para
algunos, y con suerte, pertenecer por siempre en el espectro pop de nuestra
cultura.
Creo
que esto es lo que nos pasa con a segunda etapa de Godzilla, la del monstruo
contra monstruo, y las historias completamente inverosímiles. Convierten al
personaje en una burla de sí mismo. Por ejemplo, "Godzilla vs
SpaceGodzilla", donde la criatura, ya amiga de los humanos, espera a que
una versión de el mismo, descienda del espacio, para una ridícula lucha mano a
mano. Así también pasa con MechaGodzilla, la versión metalizada del monstruo, o
muchos de sus absurdos adversarios. Carecen de sentido.
¿Esto
nos impide disfrutar de la película? No, y esto es lo mágico en ello. Lo
bizarro como atractivo, lo barato como estético, y lo desechable como tesoro,
vuelven a estas obras únicas y divertidas, sin pretender más que solamente
hacer cine. De todas maneras, no podemos dejarnos engañar, lo malo a veces es
malo, y no hay con que darle. Como ya dijo Enid en "Ghost World", a veces el
producto es tan malo que da la
vuelta y se convierte en bueno.
Pero también puede pasar, que sea verdaderamente malo, que pase de largo al bueno, dejándolo nuevamente en un resultado verdaderamente malo.
The
american way
¿Qué es lo que
pasa con la nueva versión americana de Godzilla? Nada, y ese parece ser el
problema. La película no parece satisfacer en ningún aspecto. No es entretenida
como película de acción o aventura, no logra emocionar o lograr interés en
ninguno de los personajes, y esconde todo lo interesante que podía llegar a
tener una película de monstruos. La historia no trata de separarse de la clásica
historia del héroe americano, volviendo a la película un producto vacio en
originalidad, y no logra entretener ni siquiera a base de clichés.
Con bueno
efectos, y fotografía mediantemente cuidada, la película se ve prolija, pero no
logra atraer visualmente en ningún plano. El origen nuclear, tanto de Godzilla,
como de los monstruos que luchan contra él, son ignorados o puestos en un perdidisímo
plano. Por supuesto, que no es buena publicidad para USA que los monstruos que
tratan de destruir al mundo, sean consecuencias de acciones suyas, pero nos es
inevitable, que su joven soldado nos salve a todos. Pues vemos la narrativa desde el punto de vista de un soldado
norteamericano, haciendo imposible crear un punto de simpatía con el protagonista.
A demás, fuimos
estafados. Es verdad de que cierto atractivo que tiene la película, es ver a Bryan
Cranston en un nuevo papel. El hombre, que increíblemente dejo de ser recordado
como "el papá de Malcolm", para ser recordado como Walter White,
abandona la película a los pocos minutos de empezar. Así la película pierde el único
personaje que podría habernos caído bien, o por lo menos no darnos asco.
Irónicamente
pasa algo parecido con la estrella del cartel. Godzilla aparece la última media
hora de la película, hace un par de macacadas, lo aplauden y se vuelve para el
pozo de agua. Y no es como en Cloverfield, que la criatura no se visualiza por
una idea planeada del realizador para crear incertidumbre y tensión. Acá, el monstruo
esquiva las cámaras porque no tiene nada bueno que decir, o algo para aportar a
la historia, más allá de su heroico (y obvio) final.
Godzilla de Gareth Edwards, es una película vacía, que no logra satisfacer ni al seguidor de la saga, ni a un público general. La verdad que me cuesta imaginar una buena película de Godzilla en el 2014, y mucho menos, producida por Hollywood. Tal vez, uno de los requisitos para que la película funcione, es el espacio-tiempo en el que pertenece. Japón, post era nuclear.
Godzilla de Gareth Edwards
-Demian
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